Intimacy 2001, estudio, ensayo, crítica, sinopsis, análisis, resumen, de que trata
Intimacy 2001, estudio, ensayo, crítica, sinopsis, análisis, resumen, de que trata, review, opinión, comentario.
Intimacy, película erótica del 2001, ganadora del festival de Berlín de ese año a la mejor película (ganó el oso de oro y oso de plata a la mejor actriz).Es protagonizada por Mark Rylance y Kerry Fox.
Argumento
La trama de Intimacy es poco más o menos así: Jay (Rylance) es un camarero ex-musico hastiado de su relación de pareja de su hogar, tanto que decide abandonarlos y vivir ahora en un apartamento desordenado; tienen una gran amigo, homosexual, Ian, que es su confidente; conoce por casualidad a una mujer anónima de quien no conoce el nombre (Fox), empezando una intensa relación sexual y física que poco a poco se va convirtiendo en enamoramiento.
Todos los miércoles, de 2-4 de la tarde es su cita para el sexo, sin mayores diálogos previos, en un colchón tirado en el suelo. (Una felación explícita hace las delicias de los comentaristas).
Deseando saber más de ella, Jay la persigue por Londres hasta su residencia para conocer su entorno, la sigue así mismo hasta un bar-teatro donde ella actúa en las noches (específicamente está trabajando en una obra de Tennessee Williams ; descubre que se llama Claire, es casada y tiene un hijo.Pero en un momento dado quien lo persigue es ella, también deseosa de conocer detalles de su pareja furtiva.
¿El deseo de conocer tiene algo que ver con la felicidad? No lo sé. Las cosas van evolucionando y él mismo empieza a extrañar a sus propios hijos, la relación informal se va deteriorando y deciden tener sexo una vez más, de despedida, esta vez con el ingrediente adicional de mayor intimidad (la que no va ligada necesariamente a la desnudez sino a la entrega y que estuvo ausente en sus pasados coitos).
Oda a la soledad
Pero Intimacy es también un filme donde dos seres solitarios se mueven en el desorden, el vacío y el hastío, de un mundo de locos donde el inmediatismo, la desesperanza y el desconsuelo están a la orden del día.
Dos seres urgidos de pasión y de ternura coinciden en el paroxismo sexual.Saben los dos que no hay futuro o sencillamente cierran los ojos ante la posibilidad fáctica de uno.
Sin mediar palabras follan como locos; la urgencia los precipita reiteradamente al suelo, como simbolismo posiblemente de la semilla que se entierra con la ilusión de verla germinar en planta, como habitáculo último de aquello que representó, deseo.
Pero mientras unos asumen su rol sexual en la intimidad como el culmen de su entrega, nuestros personajes hacen el amor porque relaja sus defensas, porque los libera de sus pesados grillos, ese marasmo donde el trabajo ni el dinero colma, donde la rutina asfixia y nos apalea a la huida.
Nuestros protagonistas van a contravía; el uno vive de noche, trabaja de noche y es victima de los insomnios más delirantes, recurre a la música (La música llena vacíos o diluye tristezas, depende la dosis),al cigarrillo y a la cerveza como un doping a su vacuidad; ella en cambio, vive una relación rígida con un taxista, en tanto aguarda la oportunidad como actriz de teatro que la catapulte a otros niveles.El comienzo de su relación es solo de papilas, dermis ultrasensible, sentidos aguzados y silencios; si bien es cierto el conocimiento es poder, aquí nadie quiere saber porque el poder no les interesa, solo piden el momento. Los críticos se espantan: es sexo sin anestesia, dicen. No se les ocurre pensar que el sexo también es un lenguaje, que comunica más de lo que desean, que detrás de dos seres que se agitan y experimentan un orgasmo hay vivencias, dolores, traumas. El buen sexo no siempre implica amor ni exige que medien palabras; el buen sexo solo exige disposición y entrega.
Intimidad es efectivamente, una película de suspenso y miedo, donde la piel es solo una disculpa para relatar el frío y escarbar en pozos negros y profundos.
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